Para que un niño domine la lectura y la escritura, necesita una organización neurológica suficiente para ese fin.
Si comparamos el cerebro de un niño, con un ordenador, aún teniendo el ordenador (el hardware) con grandes prestaciones y capacidad, si los programas (el software) no han sido instalados, o se han instalado de forma incompleta o errónea, el resultado será un sistema operativo ineficaz.

Sabemos que el 25 % de los estudiantes entre 6 y 16 años tienen problemas visuales y  la visión procesa la información de la lectura (salvo en caso de los niños ciegos que lo hacen de manera táctil).

En el trabajo de fin de máster de neuropsicología por la UNIR realizado en nuestro Centro demostramos la correlación entre la insuficiencia de convergencia y la comprensión tanto de textos, oraciones y la comprensión oral.
Para una buena lecto-escritura se requieren ciertas herramientas neurológicas, para el procesamiento de la información.
Las más importantes son las herramientas visuales, las auditivas, y las motoras.

No solo necesitamos estas herramientas por separado, pues estas deben interactuar entre ellas para un aprendizaje integral.
Las áreas visuales y las auditivas interactúan en la decodificación de los fonemas de los sonidos y la interpretación de las letras.
Las áreas auditivas y motoras interactúan desarrollando el lenguaje oral.
Las áreas motoras y visuales interactúan organizando la orientación espacial.
Cualquier problema en estas áreas o en la integración de las mismas, provocará dificultades para poder mantener el ritmo de sus compañeros en el aula.
No se trata de buscar los síntomas, sino la causa que los origine.

Si alguno de sus hijo padece problemas de lectura o escritura no dude en pedirnos cita.

(Parte de los textos y foto por cortesía de la Dra. María J. López Juez, directora del Centro de Organización Neurológica Neocortex)